viernes, 15 de febrero de 2019

Yo, el ingenuo ☔

Se desvanece como humo mientras aún es materia que se expande en lo existente, en esta cierta porción del espacio y tiempo. Gira sobre su propio eje ,allá­, batiendo sus manos y brazos con gracia. Envolviéndose en la noche, un manto oscuro lleno de huequitos.

De pasos inseguros pero en compañía en pares: dos, cuatro, seis, ocho rebeldes jóvenes, alegres, despreocupados.

Y a mi me ronda la misma pregunta, como el disco que gira en ese tocadiscos, como la aguja pasando por el mismo lugar, esa superficie acanalada plástica, suave y yo en esa constante interrogante echa música.

En ella las respuestas como una canción que no gusta y te obligan a escuchar una y otra vez; una irónica fuerza asaltando a malditos superficiales. Nadie se cubre los oídos, no escucharán nada, la música viene de dentro.

Me encuentro a veces, con otros seres extraños "ingenuos" les dicen, constructores de utopías. Lo malo, o lo bueno quizás, es que están dentro mío. Dicen que están sembrando nubes en el cielo, que si ven un espacio vacío las crean en una combustión maravillosa para alimentar los sueños y hacer llorar el cielo.

Me les pego como un chicle al zapato porque ellos tienen la melodía de una risa, las seis cuerdas, la luz que prende mis palabras incendiarias para destruir o para iluminar en medio de tanta oscuridad y música nada nueva.

Una lucha incesante por ser medalla de oro en el centro de la mesa, por escapar de ellos mismos. Me transmiten su libertad y los siento presos de ella misma.

Y yo, que siempre me acomplejo frente a estas personas por su efímera grandeza, veo como se silencia de a poco a gota que cae al suelo. 

Toman calma, no me imagino cuanto dudarían de ser esa energía inagotable. De pronto a solas con un tocadiscos abandonado, enterrado en los canales con licor seco, destilado son mis dudas y preguntas.

No llego a nada, no me importa nada, fue un mundo que no me agrada en absoluto excepto por el caos que puedo observar en algún banco mientras analizó enfermamente sus rostros.






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