No creo quieras expresarte así, tan frio de concepto, como una excusa de que ya eres mayor y que te digas como paso el tiempo. Y es que denominarlo "sexo" es una excusa cuando no hay amor, porque uno lo da cuando lo necesita y otro da lo que necesitas cuando quiere encuentro.
Y aquí sentado, con su permiso, cometeré un pecado. De lujuria se poco, que surge de la entrega al goce temporal, por eso estoy seguro y no me equivoco que en esta ocasión me invoco a escribir sobre el amor del cual también se poco.
...
Andábamos sin buscarnos, aunque sabiendo que andábamos para encontrarnos. Y aunque no creo en el amor a primera vista, creo en el querer a primera noche. Y te dije que pasaría porque sabia que sabias que sabia que querías.
Y fuero nubes las que use de trampolines, tiburones los que vestí de delfines, un arcoíris que use de tobogán por donde me deje caer hasta aterrizar en un rio de paz. Salmones rebotando en mi pecho, cayendo devuelta y haciendo burbujas que me dejan casi ciego.
Sentí un fuego que me acariciaba el alma, y me comenzaba a crecer sonrisas en la barba. Tenia alas para atravesar las nubes, olía tan bien que hasta las flores quisieran tu perfume.
Crecí tanto que los planetas los tome en mis manos y juegue con ellos a las metras en segundo plano; a los pocos instantes me encogí para poder volar y volar sobre un colibrí. Los arboles cantaban jazz o tal vez blues o quizás paz tal vez algo más.
Caminaba en el mar, podía para el tiempo, acelerar, repetir con un simple movimiento. Podía quitarme la vida y nacer de nuevo, porque el paraíso donde iría no seria tan bueno.
Era perfecto, como si de un cuento se tratase, podía hasta crear un defecto por si lo perfecto me asustase. El echo es que en un instante entre en razón y no estaba soñando ... estaba haciéndote el amor
En mis labios escalaban tus cordilleras, unidos mas que Pangea me acelerabas el miocardio. Cuando las olas que imitaban tus caderas reventaban en mi abdomen llenándome de un frio caldo. Te dibujaba con mis manos como un ciego que busca celosamente su cambio.
Besaba yo tus pies para estar en tus huellas, mi lengua rosaba tus piernas y entre ellas, y como una vil leguleya peleabas por el derecho en que posición ver la estrellas.
Podías reír, saltar, gemir, hablar para explicarme porque parecía que ibas a llorar. Yo tocándote como quien se estira por la mañana, y hacer ruidos de placer al hacer el que nada el la cama
Sobran las palabras debería callarme ya, y hacerte el amor al compás de este humilde poema ... que es para ti, hecha para ti, cantado a ti, no sabes lo mucho que te quiero, sí
Fue plenitud lo que sentí estando dentro de ti, bailando por adentro de tu cuerpo, algo tan simple como que yo voy en ti y tu vas en mi, como dos piezas que encajan perfecto.
Y aunque siete mi millones de humanos, tu y yo éramos una especie que murió hace tiempo. Solo queda una deuda en el tiempo, por eso es tan natural querer querernos
Si atreves de mis ojos tu te vieras, y en mi cuerpo sintieras lo que me inspiras, te tuvieras con sed de abrazarte quisieras, ya que es la forma en como estos ojos te miran.
La piel es de quien la eriza, que tu cuerpo hable lo que tu orgullo calla. Si pudiera elegir una parte de ti serian tus lagrimas, porque nace en tu corazón, arden en tus ojos y mueren en tu labia.
Mientras iré sintiendo menos y recordando más, pero que es el olvido sino el idioma de los sentimientos. Un libro de caras, días y perfumes, que vuelen con los versos y los adjetivos en el discurso, adelantándose soplados a la cosa en si. La cara que mira hacia atrás abre grande los ojos, la verdadera cara se borra de a pocos como en las viejas fotos.
Y el solo echo que nos hayamos conocido me hace muy feliz, al menos a mi. Y estaré feliz el tiempo que tenga el placer de tu compañía, así sean diez minutos, un año, o treinta. Pero ese es mi problema.