sábado, 4 de noviembre de 2017

Señor inesperado ☔ Parte 2



Pensarlo y sin memoria recordarlo es la manera que jamás podrás olvidarlo. El olvido es una forma de libertad, y es que como una tal muerte siempre viene después la paz.

La mosca que duerme en una rosa, lo que un artista pinto, cuadro que perdió valor por el mismo artista que vocifero verdades de un pueblo que calla en ardid de sus mayores voceros.

Se tiende más a recordar lo malo, por reconstruir algún pasado. Solo ven lo que quieren, casi ignorando la verdad por no querer destruir sus ilusiones que perecen; pero aunque la mentira traiga patas largas, tarde o temprano cojea.

Y este camina como drogado, algún borracho perdido; así lo ven a pesar de que anda bien vestido. Hablo Mateo, si te olvidaste de él, pues algo de lo que dije anterior era cierto.

Pasa cerca de ese callejón del que todos hablan, Mateo sin pensarlo se sienta ahí y descansa.



Ve su reloj, la hora ya se paso; desiste en seguir, extrañamente no le importo. Era de esos tipos que siempre llegan temprano, cuando se hace tarde iba igual a pedir perdón.

Para ser ateo, eres muy blandito mateo ¿ A caso te golpeo tanto el echo de ver un cuerpos fríos y deshechos? Al fin y al cabo la muerte va tan segura de ganar que de ventaja te da una vida.

Y pues Mateo recordó a su nana, que falleció hace unas semanas, de manera similar a la que también se fue su hermana.

Se tiende más a recordar lo malo, un recuerdo que yace enterrado y el señor inesperado viene a desempolvarlo. Él esta siempre a tu lado con la creencia que sabes controlarlo.



Sentado, recuperando la vista hacia el plano educado; de pronto siente un calor en su espalda, la misma sensación que suele brindarle su esposa cuando lo abrasa; siente una brisa fría en la nuca que baja y cubre su caja torácica.

Sensaciones convividas pasadas, por un segundo se sintió como en casa, hasta darse cuenta que sentía cada vez más presión en la garganta.

Asustado, se estaba ahogando, ve asomarse a otro tipo con un arma en mano que dice "Tomare tus cosas prestado, gracias"

La rabia de Mateo es tanta hampa pero se ahoga. Nunca había olido la muerte; pero ahora que lo tiene cerca no cree que vaya a correr la misa suerte que su nana y allegados que ya no están presentes.



Despojado ya de sus materiales de trabajo, encuentran su billetera en el bolsillo de abajo, los malandros ven en ella una foto de su familia en un marquito de estrella.

"Supongo que los quieres... señor Mateo, me gustaría hacer algo antes que te vallas al infierno" dice un malandro, cuando de repente ve a Mateo casi que rompiendo en llanto.

"Soy un asesino, perdóneme caballero; pero tengo que acabar contigo ahora que mi rostro a conocido. Entenderá que me pude poner alguna mascara, pero prefiero ser real
 y dar la cara"

Mientras  que con una mano le apunta al pecho con la otra saca algo de su bolsillo derecho.

"Me has conmovido tanto, señor Mateo, te daré la oportunidad de reunirte con tú familia de nuevo" Enseñando lo que del bolsillo saco, una bolsita roja y se lo presento como la oportunidad de ir a su familia y decir adiós.

"Es un caramelito de cuarentaicinco, no es que haya costado así, sino que esta maldito. Te explico, en esto esta escrito tu vida, con un final dulce si lo aceptas enseguida"

Quien diría de lo poeta que era el malandro, lo que quiso decir es que el caramelito esta intoxicado, y cuarentaicinco minutos son los que le quedarían en este plano, tempo para que vaya y se despida de su familia.

Que situación tan complicada en la que se encontraba, pero si igual iba a morir que más le quedaba.

Todo paso tan pronto e inesperado, como la vida que de un parpadeo ya se ha acabado.







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